¡Hola! Vamos preparando el día de Andalucía. Como siempre para hacer que aprender sea más fácil, sencillo, agradable y más interesante, vamos a enlazar el estudio y el folklore. Este año le pondremos a las tostadas sonetos, romances, canciones y más.
He recopilado poesías de escritores andaluces.
¡Espero que os gusten!
1. Andalucía
Cádiz, salada
claridad; Granada,
agua
oculta que llora.
Romana
y mora, Córdoba callada.
Málaga
cantaora.
Almería
dorada.
Plateado
Jaén. Huelva, la orilla
de
las Tres Carabelas...
y
Sevilla.
Manuel
Machado
2. Soneto a Andalucía
Cielo
azul entre campos soleados,
desde
Jaén a Córdoba la Llana.
Una
lírica gracia sevillana
y un
bálsamo de olivos plateados.
Carabelas
y afanes preparados
al
alborear en Huelva la mañana,
de
la gloriosa gesta americana
de
marinos por Dios iluminados.
Cádiz,
napoleónica e isleña.
Gloria
mediterránea malagueña.
Y un
mar de fandanguillo en Almería.
España
admira, absorta y asombrada,
la
infinita belleza de Granada.
¡Belleza
sin igual de Andalucía!
Juan
Morales Rojas
3. Canción del jinete
Cielo
brillante, fuentes rumorosas,
ojos
negros, cantares y verbenas,
altares
adornados de azucenas,
rostros
tostados, perfumadas rosas.
Bellas
noches de amor esplendorosas,
mares
de plata y luz, brisas serenas,
rejas
de nardos y claveles llenas,
serenatas,
mujeres deliciosas.
Cancelas
orientales, miradores,
la
guitarra y su triste melodía,
vinos
dorados, huertas, ruiseñores,
deslumbradora
y plácida poesía...
He
aquí al pueblo del sol y los amores,
la mañana del mundo: ¡Andalucía!
Manuel Reina Montilla
4. Canción del jinete
Córdoba.
Lejana
y sola.
Jaca
negra, luna grande,
y
aceitunas en mi alforja.
Aunque
sepa los caminos
yo
nunca llegaré a Córdoba.
Por
el llano, por el viento,
jaca
negra, luna roja.
La
muerte me está mirando
desde
las torres de Córdoba.
¡Ay
qué camino tan largo!
¡Ay
mi jaca valerosa!
¡Ay,
que la muerte me espera,
antes
de llegar a Córdoba!
Córdoba.
Lejana y sola.
Federico García Lorca
5. Romance (Fragmento)
Paseábase el rey moro
por la ciudad de Granada,
desde la puerta de Elvira
hasta la de Vivarrambla.
Anónimo
6. A Juan Ramón Jiménez
¿Tienes, joven amigo, ceñida la coraza
para empezar, valiente, la divina pelea?
¿Has visto si resiste el metal de tu idea
la furia del mandoble y el peso de la maza?
¿Te sientes con la sangre de la celeste raza
que vida con los números pitagóricos crea?
¿Y, como el fuerte Herakles al león de Nemea,
a los sangrientos tigres del mal darías caza?
¿Te enternece el azul de una noche tranquila?
¿Escuchas pensativo el sonar de la esquila
cuando el Ángelus dice el alma de la tarde?...
¿Tu corazón las voces ocultas interpreta?
Sigue, entonces, tu rumbo de amor. Eres poeta.
La belleza te cubra de luz y Dios te guarde
Rubén Darío
7. Almería
En ti se mira el mar bella Almería.
Alma del mar que toca con sus dedos
entre los verdes pámpanos, viñedos
con que corona a Baco Andalucía.
Crótalo de tu baile la poesía
que en el encanto de tu cante afina,
porque esta tierra es andaluza y fina
y cuando eleva con cordura y tino
de sus pámpanos verdes un racimo
¡A su trasluz se ve la luz marina!
Juan Morales Rojas
8. Canción popular del s. XV
Tres moricas me enamoran
en Jaén:
Axa y Fátima y Marién.
Tres moricas tan garridas
iban a coger olivas,
y hallábanlas cogidas
en Jaén:
Axa y Fátima y Marién.
Y hallábanlas cogidas
y tornaban desmaídas
y las colores perdidas
en Jaén:
Axa y Fátima y Marién.
Tres moricas tan lozanas
iban a coger manzanas
y hallábanlas tomadas
en Jaén:
Axa y Fátima y Marién.
Díjeles: ¿Quién sois, señoras,
de mi vida robadoras?
Cristianas que éramos moras
en Jaén:
Axa y Fátima y Marién.
Anónimo
9. Balada al andaluz perdido
Perdido está el andaluz
del otro lado del río.
-Río, tú que lo conoces:
¿quién es y por qué se vino?
Vería los olivares
cerca tal vez de otro río.
-Río, tú que lo conoces:
¿qué hace siempre junto al río?
Vería el odio, la guerra,
cerca tal vez de otro río.
-Río, tú que lo conoces:
¿qué hace solo junto al río?
Veo su rancho de adobe
del otro lado del río.
No veo los olivares
del otro lado del río.
Sólo caballos, caballos,
caballos solos, perdidos.
¡Soledad de un andaluz
del otro lado del río!
¿Qué hará solo ese andaluz
del otro lado del río?
Rafael Alberti
10. Salinero
...Y ya estarán los esteros
rezumando azul de mar.
¡Dejadme ser, salineros, granito del salinar!
¡Qué bien, a la madrugada,
correr en las vagonetas
llenas de nieve salada,
hacia las blancas casetas!
¡Dejo de ser marinero,
madre, por ser salinero!
Rafael Alberti
11. Canto a Almería
Por eso, en tono bravío
con rudeza de breñales
y sopores de eriales
que añoran aguas de un río,
lanzo notas al vacío
de salvaje melodía
con sabor a serranía.
¡Que más que fértiles tierras,
abundan agrestes sierras
en los campos de Almería!
José María Álvarez de
Sotomayor
12. Misa del alba
En el dulce silencio campesino,
y en copas de cristal, el labio bebe
la frescura del alba, como un vino
de rosas rojas conservado en nieve.
La geórgica blancura de un molino
como en una oración sus aspas mueve...
Se apaga el astro y se despierta el trino,
y una paz celestial de todo llueve.
¡Oh, sentir, entre sueños, el sonoro
clamor de la campana cristalina
llamando a misa con su voz de oro..!
¡Y mirar florecer en tu ventana,
en el pico de alguna golondrina,
la campanilla azul de la mañana!
Francisco Villaespesa
13. Giralda
Giralda, ¡qué bonita
me pareces, Giralda- igual que ella,
alegre, fina y rubia-,
mirada por mis ojos negros- como ella-,
apasionadamente!
¡Inefable Giralda,
Gracia e intelijencia, tallo libre
-¡oh, palmera de luz!,
¡parece que se mece, el viento, el cielo!-
Del cielo inmenso, el cielo
Que sobre ti –sobre ella- tiene,
Fronda inefable, el paraíso!
Juan Ramón Jiménez
14. El andaluz
Sombra hecha de luz,
que templando repele,
es fuego con nieve
el andaluz.
Enigma al trasluz,
pues va entre gente solo,
es amor con odio
el andaluz.
Oh hermano mío, tú.
Dios, que te crea,
será quién comprenda
al andaluz.
Luis Cernuda
15. A córdoba
¡Oh excelso muro, oh torres coronadas
de honor, de majestad, de gallardía!
¡Oh gran rio, gran rey de Andalucia,
de arenas nobles, ya que no doradas!
¡Oh fértil llano, oh sierras levantadas,
que privilegia el cielo y dora el día!
¡Oh siempre gloriosa patria mía,
tanto por plumas cuanto por espadas!
Si entre aquella ruinas y despojos
que enriquece Genil y Darro baña
tu memoria no fue alimento mío,
¡nunca merezcan mis ausentes ojos
ver tus muros, tus torres y tu río,
tu llano y sierra, oh patria, oh flor de
España!
Luis de Góngora
16. La Manzanilla
La manzanilla es mi vino
porque es alegre, y es buena
y porque -amable sirena-
su canto encanta el camino.
Es un poema divino
que en la sal y el sol se baña...
La médula de una caña
más rica que la de azúcar...
El color que da Sanlúcar
a la bandera de España.
Manuel Machado
17. En el lagar pequeño
En
el lagar pequeño de mi mano
zumo
de esquilas y naranjos tengo.
La
vida se derrama por mis brazos.
Ven
en el viento.
En
el ala sombría de mi nuca
rumor
de algas y de voces dejo.
Te
abrirán los caminos de mi alma.
Ven
en el viento.
Largos
suspiros pasan. Me sacuden.
Ya
mis hojas son pájaros huyendo.
El
tiempo va de huida y pisa y tala.
Ven en el viento.
Julia Uceda
18. Soliloquio
Qué frágil es la vida, y qué severo
el camino, se clavan los abrojos
en todos los silencios de mi piel
y una cruz de amargura y soledad
perturba la algazara de otros tiempos.
El invierno inclemente descalabra
empeños e ilusiones,
remembranzas añejas mortifican
cual satírica lanza.
Ya remotas se escuchan serenatas
carcomidas de sal y fuego.
Y en mi desierta playa,
mientras la arena entona su dorada
música remecida por el viento,
un soliloquio muerde mi apatía.
19. Adolescencia
Vinieras y te fueras dulcemente,
de otro camino
a otro camino. Verte,
y ya otra vez no verte.
Pasar por un puente a otro puente.
-El pie breve,
la luz vencida alegre-.
Muchacho que sería yo mirando
aguas abajo la corriente,
y en el espejo tu pasaje
fluir, desvanecerse.
Vicente Alexandre
20. A la Giralda
A tu sombra nací, Giralda mía,
y con el aire que te besa aliento;
de su arte soñador te hizo portento
la árabe raza triunfadora un día.
De la reina gentil de Andalucía
eres la maravilla y ornamento,
y te elevas gallarda al firmamento,
y esplendes a la luz que el sol te envía.
Yérguete siempre en mi nativo suelo,
y, al mágico vibrar de tus campanas,
olvide mi ciudad tristeza o duelo.
De alzarte entre los ángeles te ufanas;
que a tu vértice tienes los del cielo,
y al pie las hechiceras sevillanas.
Mercedes de Velilla
21. La cruz del valle (Fragmento)
Perdido en lo más bravo de una sierra
está el rincón de tierra
dó espléndida natura formar quiso
por la pureza de su hermoso cielo
y su fecundo suelo
encantador y alegre paraíso.
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Isabel Cheix
22. La vid
Parece que dormitan, retorcidas,
Deformadas sus ramas por la tierra,
traspasadas de sol,
en viejos campos
Que en épocas remotas, por septiembre,
fueron la vid primera memoria.
Parece que dormitan, sin embargo,
crecen y crecen tierra abajo,
afianzando la acechanza continua
de un olvido. Fantasma de la noche
en que la luna su mirada desgarra.
Parece que dormitan, y no alcanzan
Sus toscas ramas por el medio día;
Y la vista reposa en cada hoja.
Más traslúcidas –perlas verderonas-,
Ya se asoman prudentes por el sueño.
Parece que dormitan, hasta estallan,
Refulgen, aparecen, regresan del verano,
Y a pesar del silencio de la tarde,
Reclaman y reprochan el olvido
De saberse doradas, licuadas…bendecidas.
Inés María Guzmán
23. La lluvia
¿Cómo sería la
lluvia
si no fuera de aroma,
de recuerdo,
de nube,
de color
y de llanto?
¿Cómo se oiría la lluvia,
si no brillara intensa,
pálida,
azul,
violeta,
relámpago,
arco iris
de olores y esperanzas?
¿Cómo daría la lluvia su olor,
su gris perfume,
si no fuera aquel ritmo,
aquella voz,
el canto,
eco lejano,
el viento,
una escala de ensueños?
¿Cómo sería la lluvia,
si no fuera su nombre?
Elena Martín Vivaldi
24. Maternidad
De sus polluelos siempre rodeada,
cuidado infatigable les prodiga;
les cede el trigo y la sabrosa hormiga,
con verlos prosperar recompensada.
Pierde su mansedumbre acostumbrada
si el defenderlos a luchar obliga;
con sus alas de madre los abriga
en los rigores de la madrugada.
Cantando sólo en el alumbramiento,
la gallina demuestra su contento
y en triunfo resonante lo convierte.
Febril e inmóvil no abandona el nido
y de sí misma llegará al olvido
hasta causarle por amor la muerte.
Casilda Antón del Olmet
25. Rimas I
Todo respira amor: la mariposa
se sacia de perfumes y de luz;
ebrios de aromas los insectos vuelan
vacilantes, temblando en el azul.
Las ramas de los árboles se besan...
¡Qué más himno, Señor, que el mes de abril!
¡Hasta en la charca resplandece el cielo
y hasta en el fango inmundo ama el reptil!
Cuando los cielos y la tierra brillan
rebosando de músicas y amor,
siento un dolor tan grande como el mundo:
¡Tengo celos de toda la creación!
Blanca de los Ríos